Lo afirma el Padre Ghislain Roy


El Padre Ghislain Roy, tenía 19 años
cuando ingresó al seminario y en su primer destino pastoral como
seminarista ¡se enamoró de una joven del lugar!, que también le
correspondía. Aunque era algo tímido enfrentó los hechos, pidió un tiempo de
discernimiento y seguro de obtener respuesta, la buscó en quien le había
invitado a ser cura: Jesús, su Señor. “Él puso en mi corazón una certeza… que sería feliz en
el matrimonio, pero que me llamaba a servirlo en el sacerdocio”. Tenía
que optar.
Predica en retiros de sanación y liberación
Hoy Ghislain Roy, quien en su juventud
cuando discernía el llamado de su Señor pensó en ser psicólogo o trabajador
social, es
párroco en la Parroquia Saint François d’Assise (Beauceville,
Québec, Canadá). Pero también, desde hace seis años, viaja por las Américas,
Europa y Oriente Medio predicando retiros para sanar y liberar de los demonios
a personas cuyos idiomas no conoce. Ello no es impedimento porque quien hace el
trabajo, precisa, es el Espíritu Santo. “La gente tiene necesidad de verdad y
la verdad es la Palabra de Dios”.
Sanado en un retiro carismático
Todo comenzó, señala, cuando él mismo
fue sanado y liberado en un retiro por sacerdotes de la Renovación Carismática.
Y habla de un tema que sabe es incómodo para muchos miembros de la Iglesia: demonios,
exorcismo. Y otros que algunos olvidan: Adoración Eucarística,
consagración del apostolado a la Santísima Virgen María.
Ministerio de sanación y liberación, clave en la
Nueva Evangelización
El padre Ghislain está convencido de que el ministerio de sanación y liberación es no sólo una urgencia de nuestro tiempo y querido por Dios, para ser desarrollado por todo Obispo, sacerdote y bautizado, sino que pieza clave de la Nueva Evangelización.
El padre Ghislain está convencido de que el ministerio de sanación y liberación es no sólo una urgencia de nuestro tiempo y querido por Dios, para ser desarrollado por todo Obispo, sacerdote y bautizado, sino que pieza clave de la Nueva Evangelización.
“¿Estamos
los sacerdotes tomando realmente en serio a Jesús?’”, es la interpelación del
P. Ghislain Roy.
- ¿En que se apoya para denunciar la importancia de este
ministerio que afirma sanar y liberar a las personas?
- Si revisamos la historia de la
Iglesia muchos santos, muchos sacerdotes han ejercido este ministerio. Sanaban,
tenían palabras de conocimientos, podían leer los corazones y liberaban a la
gente de opresiones ocultas, de los demonios. Jesús quiere dar a todos los
sacerdotes el ministerio de la sanación y de la liberación. Por
eso dijo: «He aquí las señales que acompañarán a los que creen en mí,
expulsarán a los espíritus malos y sanarán a los enfermos».
Es entonces un ministerio que forma
parte de la misión del sacerdote, que es la misión de Jesús. La pregunta es
entonces… ¿Estamos los sacerdotes tomando realmente en serio a Jesús?, ¿Confiamos
realmente en su palabra? ¿Creemos en lo que dice la palabra de
Dios?
- Sin embargo, no todo el Magisterio de la Iglesia mira con
beneplácito este ministerio…
- El Magisterio de la Iglesia está al
servicio de la Palabra de Dios. Hay que tener la certeza que si uno hace lo que
Jesús dice en el evangelio, debe respetar automáticamente el Magisterio de la
Iglesia. Si algunas autoridades están en contra de lo que hacemos estarían en
contra de la Palabra de Dios mismo y nadie puede estar por encima de la
Palabra de Dios. Estamos todos al servicio de esa Palabra.
- ¿Algún hecho confirmó su credibilidad en este ministerio?
- Antes de ser sacerdote yo era muy
tímido y le pedí a Jesús: “Jesús, como regalo de mi ordenación sacerdotal quiero
recibir la liberación de mi timidez en el ejercicio del ministerio
de la predicación”.
Viví un retiro antes de llegar a ser
sacerdote, luego fui ordenado y en la mañana de mi primera misa tenía una
profundidad espiritual tan grande que hablé durante diez a quince minutos al
comienzo de la misa, sin papel, sólo con la unción del Espíritu Santo.
Después que llegué a ser sacerdote un
día estaba en el confesionario y llegó un hombre a confesarse. Entonces
teniendo en el corazón la imagen del Santo Cura de Ars, le dije interiormente a
Jesús: «Dame
el don de poder confesar como él». Aunque yo no conocía a esta
persona que se iba a confesar le pedí a Jesús «dame el nombre de esta persona».
Me dio un nombre y el cómo decírselo a la persona. Pregunté «¿te llamas por
casualidad Marco?’», me respondió que sí. ¡Yo no le conocía, venía de un lugar
distante a doscientos kilómetros, estaba de paso! Ahí me di
cuenta que Jesús nos regala todos los dones, cuando se los
pedimos. Hoy, cuando confieso a las personas dejo hablar a Jesús en mi corazón.
Le suplico que ponga su mano sobre la persona y así él la libere y la sane.
- ¿Por qué la centralidad y urgencia que otorga al sanar y
liberar, al exorcismo?
- En la Iglesia debemos ejercer este
ministerio, si queremos evitar la hemorragia de gente que se va a la Nueva Era, a
las prácticas del ocultismo, médium, reiki, meditación trascendental,
la francmasonería, brujos, tabla ouija y tantos males. Este no es un ministerio
particular o especial, sino que forma parte de la misión del sacerdote, que es
la misión de Jesús. EL Señor está obrando y sanando. Por todas
partes en el mundo se están levantando apóstoles de luz que la Virgen está
preparando para combatir todo lo que es tiniebla. Serán los apóstoles del
Corazón de María y del Corazón Eucarístico de Jesús.
- ¿Cómo pueden los feligreses distinguir a un buen
exorcista?
- Es muy simple. El buen exorcista es
un hombre de oración, es un hombre de fe, fiel a la enseñanza de la iglesia,
humilde, que se confiesa a menudo, que –simbólicamente dicho- es capaz a menudo
de ponerse de rodillas. Pero la gente tiene ese sentido de la fe que les permite
saber si alguien que es nombrado como exorcista respeta verdaderamente lo que
el Señor dice dentro de la Iglesia. Porque hay exorcistas nombrados que no
creen en el ejercicio de su misión. Pero cuando el corazón del
sacerdote es alcanzado, llega a ser un agente multiplicador auténtico. Es lo
que sucede en España. Ahora son decenas los sacerdotes que ejercen en sus
parroquias el ministerio de la liberación y sanación.
- En sus retiros se dedican bastantes horas a la Adoración
Eucarística ¿Es ella fuente de liberación y sanación?
- Como se ve en la palabra de Dios,
Jesús reúne a los discípulos alrededor de él antes de enviarlos a la misión.
Creo que la
Adoración Eucarística es base en la evangelización. Primero hay
que llegar a ser íntimos de Jesús para poder hablar de él y actuar como él. Si
la Adoración no estuviera presente en mi vida yo correría el riesgo de hablar
de todo, salvo de quien libera y sana. Por eso promuevo capillas de Adoración
Perpetua o en los retiros que predico, las noches completas de
Adoración. Es Jesús quien allí nos toca, inflama los corazones, sana, libera,
nos regala el gusto de seguirlo y actuar como él. Es Jesús quien
debe estar en el centro de nuestra sociedad. Mientras no sea
así el mundo -como dijo el mismo Jesús a Santa Faustina-, no conocerá la paz.
- ¿Potenciar la Adoración Eucarística Perpetua es una
urgencia de toda diócesis?
- Por supuesto. Repetiré lo que dije en
el último retiro hace algunas semanas en Chile. San Pedro Julián Eymard,
apóstol de la eucaristía, dijo que el culto de la exposición del
Santísimo Sacramento es “LA” necesidad de este tiempo. Es
urgente para salvar a la sociedad. El gran mal de este tiempo es que no se
adora a menudo a Jesús.
- Además de lo que ha señalado ¿hay otros beneficios que
genera la Adoración Eucarística Perpetua?
- Esta probado estadísticamente que
cuando hay una capilla de Adoración Perpetua, la tasa de criminalidad y
violencia disminuye en la zona. La pastoral de evangelización
de las parroquias va mejor, porque cuando hay gente que ora, toda la pastoral
está sostenida por esa oración y trae frutos espirituales en abundancia.
A la vez para los sacerdotes como para el conjunto de la parroquia e incluso al
exterior…
Simplemente conságrense a la Virgen
María. ¡Consagren los lugares y personas a la Virgen María, consagren las
diócesis a ella! Hagan capillas de Adoración Eucarística Perpetua.
Formen sacerdotes y laicos en el ministerio de la liberación y sanación, porque
las necesidades son tan grandes que se van a necesitar muchos obreros en la
espera de la vuelta de Cristo.
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